Historia

En el año 2003, un grupo de personas que trabajábamos en el ámbito de la intervención observamos que en Bilbao existía una parte importante de la población desprotegida y excluida socialmente, especialmente en materia de vivienda. Para intentar paliar este déficit, decidimos impulsar un proyecto de viviendas comunitarias, que pusimos en marcha con la ayuda de una compañera que ya había desarrollado una experiencia similar. Al principio, comenzamos arrendando dos pisos y enseguida dimos a conocer la iniciativa entre varios colectivos, que nos ayudaron a equiparlos. Había nacido La Posada de Los Abrazos.

Inmediatamente, abrimos las puertas de las nuevas viviendas y comenzó a fraguarse una nueva comunidad, compartiendo fogones, comidas y paseos. Entre todas las personas -tanto trabajadoras como residentes- decidimos cómo queríamos vivir: no quisimos poner normas ni letreros en las paredes, sino simplemente que se mantuviera un espacio de entendimiento buscando un equilibrio entre las necesidades individuales y las colectivas. Poco a poco, nos fuimos dando cuenta de que quienes convivían en La Posada de Los Abrazos tenían necesidades de diferentes tipos, más allá de la vivienda. Por eso, empezamos a hacer también un trabajo de reconstrucción de la dignidad, con un enfoque educativo y con el objetivo claro de establecer lazos entre todas las personas que convivían en los pisos.

El 3 de marzo del 2006, un incendio fortuito arrasó temporalmente nuestros sueños materiales, llevándose consigo las vidas de tres residentes, pero no arrasó el sueño de que otro mundo es posible si lo construimos desde la dignidad. Por ese sueño, y por las casi 30 personas que se quedaban en la calle, reflotó el proyecto. Surgieron apoyos y ayudas de personas socias y colaboradoras, asociaciones e instituciones, hasta conseguir la reubicación de todas las afectadas por el incendio.

Tanto en los comienzos del proyecto como en la actualidad, a La Posada de Los Abrazos llegan personas -a veces acompañadas de menores- que por diferentes motivos ven rotas sus redes sociales y familiares. Su problema fundamental es la soledad: no cuentan con quien les ayude a superar las dificultades. Vienen personas de éste y otros países con la esperanza de vivir mejor, y se encuentran con una realidad que no es la que soñaron. Necesitan tener referencias que les ayuden a plantearse de nuevo su proyecto de vida, un espacio donde refugiarse y poner nuevos cimientos.

Desde hace años, en La Posada de Los Abrazos nos venimos centrando en el trabajo con mujeres, muchas de las cuales han sufrido distintos tipos de maltrato, han conseguido escapar de una vida violentada y buscan acompañamiento y apoyo para enfrentar el futuro. Llegan personas que se sienten perdidas en una cultura diferente a la suya, que no encuentran empleo, que no conocen el idioma, que escapan de relaciones de pareja insanas y que buscan un futuro mejor tanto para ellas como para sus familias. Pero ante todo, son personas sabias y solidarias, que tienen una gran capacidad para reconstruirse y para crear en común una nueva vida.